Lesiones de polea en escalada

 

Las lesiones de dedos son la primera causa de lesión en escalada conformando el 33-52% de todas las lesiones, siendo las más comunes las que implican una rotura parcial o rotura completa de una o más poleas de los flexores de los dedos. En muchas ocasiones se produce sólo el desgarro parcial de una sola polea; pero en los casos más graves se pueden romper completamente una o más poleas, provocando un efecto de cuerda de arco palpable y visible. La naturaleza exacta y el alcance de la lesión se pueden diagnosticar realizando una ecografía, ya que es un método diagnóstico sencillo, rápido, barato y eficaz. Se estima que la sensibilidad de la ecografía para la descripción de las lesiones de las poleas de los dedos es de 98%, y la especificidad es del 100%.

Entre las 5 poleas anulares, la polea A2 es la que se lesiona con mayor frecuencia, y puedes acusar al habitual agarre en arqueo como el principal culpable. Al utilizar el agarre en arqueo, casi el 95% de la articulación IP produce una carga de fuerza tremenda en la polea A2, además de una hipertensión fuerte en la articulación ID. Las lesiones en la polea A2 pueden ir desde un desgarro microscópico o parcial hasta, en el peor de los casos una ruptura completa.

 

 

¿Por que se lesionan las poleas?

 

  • Las poleas se lesionan cuando se ven sometidas a un estrés mayor al que el tejido es capaz de soportar, cuando los movimientos que estamos probando en una vía o bloque sobrepasan la fuerza de nuestros dedos.
  •  Por rozamiento: ocurre cuando cogemos repetidamente o de manera agresiva agarres filosos que ejercen tensión directamente en la polea (efecto cizalla)
  • Por tensión: está ligada al agarre en arqueo el cual produce una tensión muy alta sobre las poleas, especialmente en la A2
  • Los ciclos de estiramiento – acortamiento: se da cuando en un mismo movimiento se produce una fase excéntrica – concéntrica que genera un pico de fuerza muy alto y no tenemos una fuerza de arqueo suficiente como para mantener la isometria cuando viene ese pico de fuerza, por ejemplo: cuando estamos arqueando a tope sobre un canto y se nos escurre o se rompe.
  • El efecto cuadriga + arqueo: fenómeno dado cuando hacemos fuerza en agarres como monodedos, bidedos y tridedos donde se produce un superavit de fuerza que aumentará la capacidad para quedarnos de un agarre concreto, por ejemplo: cuando estamos probando un movimiento donde existe un monodedo corto y lo arqueamos para poder quedarnos de el
  • Sobrecargas o entrenamientos mal planificados: no respetar los tiempos de descanso, escalar siempre a nuestro máximo nivel, entrenar siempre cogiendo un mismo tipo de agarre o tener una mala técnica de pies son mucha de las causas que pueden llevarte a una lesión en dedos.

 

Dependiendo de la gravedad de una lesión de la polea A2, el dolor y la hinchazón en la base del dedo puede ser desde ligero o tan intenso que no puedas realizar tareas sencillas como coger un vaso de agua. La hinchazón puede limitar la amplitud de movimientos durante la flexión, y el efecto de cuerda de arco se puede sentir o incluso ver. Si se rompen una o 2 poleas mas (normalmente la A3 y la A4). Los desgarros ligeros pueden ser indoloros cuando el dedo está en reposo, pero se vuelven dolorosos cuando se realiza una contracción isométrica (como agarrarse a un canto) o cuando presionas en la base del dedo cerca de la palma.

 

Tratamiento de la lesión

 

El tratamiento de una lesión de polea A2 debe empezar con el cese total de la escalada y de cualquier otra actividad que requiera una flexión forzada del dedo lesionado. Hacer cualquier cosa que te provoque dolor retrasará o impedirá la curación del tejido lesionado y es bastante probable que empeore la lesión, de forma que el proceso de curación pueda empezar en ese momento para que sea más breve.

El objetivo durante los días inmediatamente posteriores a la lesión es controlar la inflamación con hielo 3 veces al día durante 15 minutos y con medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno. Deja estos tratamientos después de 5 días; el uso a largo plazo del hielo y los antiinflamatorios puede interferir en el proceso de curación.

Dependiendo de la gravedad del desgarro, el dolor suele remitir pasadas entre 2 y 10 semanas. Liberarte del dolor, sin embargo, no significa luz verde para volver a escalar. Aquí es donde la mayoría de los escaladores se equivocan; vuelven a escalar demasiado rápido y vuelven a lesionarse el tejido curado parcialmente. Como regla general, espera 2 semanas desde que dejes de sentir dolor, luego vuelve a escalar progresivamente. En el caso de una lesión leve de polea A2, esto puede significar un total de 45 días de reposo.

Un estudio francés de 12 escaladores de élite con lesiones en la polea A2 mostró que 8 individuos eran capaces de volver a la escalada con éxito después de 45 días de descanso (Mouret, 1993). Los desgarros más graves, sin embargo, pueden precisar hasta 2 o 3 meses de descanso antes de volver a escalar progresivamente.

 

Tratamiento para rehabilitar la lesión en fase temprana

 

El ultrasonido Se muestra como un método muy efectivo y valorado con muy buenos resultados, entre ellos tenemos:

  • Favorece la relajación muscular.
  • Aumenta la permeabilidad de la membrana.
  • Aumenta la capacidad regenerativa de los tejidos.
  • Efecto sobre los nervios periféricos.
  • Reducción del dolor.
  • Disminución o aumento de los reflejos medulares según la dosis aplicada.

 

La punción seca: esta técnica es dolorosa pero segura, yo mismo la he probado y puedo confirmar su efectividad. La punción seca es una técnica donde se utilizan agujas de acupuntura que penetran en el punto de la lesión para romper el tejido dañado y favorecer la cicatrización de un tejido nuevo. Entre los beneficios de esta técnica se encuentran:

  • Reduce la tensión muscular
  • Llega a tejidos que manualmente son complejos de abordar
  • Ayuda en la mejoría de lesiones crónicas
  • Acelera la recuperación de las lesiones
  • Disminuye el dolor tanto local como irradiado, en mas de un 20% tras la primera sesión, unido a una mejora en los días posteriores al tratamiento
  • Permite una regeneración total del tejido

 

El masaje: es una parte inseparable del tratamiento de las lesiones deportivas y reviste una gran importancia para la recuperación de la capacidad de trabajo después de las lesiones entre los beneficios del masaje se encuentran:

  • Disminuye sustancialmente la sensibilidad de los nervios periféricos, y del estado de toda la zona del cuerpo donde se ha producido la lesión
  • Produce una dilatación de los vasos sanguíneos aumentando la circulación de la sangre y favoreciendo la eliminación de los productos de desecho sustituyéndolos con oxigeno y nutrientes de curación
  • Impide la formación de una atrofia o permite suprimirla rápidamente

 

Estirar: o traccionar el dedo para que se separen las carillas articulares, favoreciendo de este modo la irrigación sanguínea en la capsula articular (en otras palabras, estirarse los dedos, sin llegar a crujirlos

 

Ozonoterapia: es muy eficaz, no solo para tratar el dolor, también, ayuda a curar la inflamación ocasionada por una lesión. Además, no tiene contra indicaciones y no deja residuos, ya que en el organismo el ozono se transforma en oxígeno.

Es un tratamiento que puede combinarse con otros tratamientos y diversas especialidades médicas hacen uso de esta técnica, así por ejemplo, se utiliza junto a los tratamientos de crecimiento, para favorecer la rehabilitación y reducir el dolor.

 

Utilizar Esparadrapo: el esparadrapo supone una gran ayuda, prestando apoyo a una polea débil o lesionada ayudando a sujetar el tendón contra el hueso.

Ponerse esparadrapo alrededor de los dedos es útil porque refuerza las poleas de los tendones flexores, protege la articulación de las posiciones extremas limitando el rango de movimiento y ayudando a proteger la piel.

Se aconseja utilizar esparadrapo protector durante 2 o 3 meses cuando se vuelve a escalar después de una lesión de poleas.

En este enlace puedes acceder al vendaje en H que te ayudará a proteger las poleas A2, A3 y A4

Muchas veces, el escalador puede intuir, por las propias advertencias o avisos que le da su cuerpo, que está a punto de lesionarse o se encuentra en el extremo de tolerancia de su cuerpo.

Esencialmente y en numerosas ocasiones nuestros dedos dan síntomas de aviso, bien en forma de dolor, apareciendo tras una sesión de entrenamiento leve rutinario o simplemente tras una escalada no muy intensa bien en hinchazón o color. Lo cierto es que nos está advirtiendo de la fatiga de nuestro sistema articular y la clave, para esquivar la futura lesión grave, es prevenir y EVITAR.

 

¡Si un dedo duele, uno debe parar!

 

Muchas veces vemos como ante una lesión de poleas nos cuesta parar, incluso hay escaladores que aseguran poder escalar con un dedo lesionado y continuar escalando a un nivel cercano a su máximo. Escalar con un dedo lesionado puede aumentar la gravedad de la lesión y, por tanto, doblar o triplicar el tiempo de reposo necesario para la recuperación.

 

Ante la advertencia de nuestro organismo, en la medida de lo posible, uno debe procurar un tiempo de reposo. Asimismo, tras el reposo, prudencialmente cambiar por un tiempo los hábitos de entrenamiento y escalada hasta que no se experimente ningún dolor en el dedo afectado. Dejar por un tiempo de repetir esos ejercicios o pasos de rutina agresiva que estamos trabajando de modo intenso; Enfocar por un tiempo nuevas técnicas de entrenamiento sin fuerza y prescindiendo de las pequeñas regletas o presas agresivas; Abandonar por un tiempo el trabajar sobre esos proyectos duros que últimamente estamos escalando, en resumen: ser prudentes.

 

Fuente: Entrenamiento para escalada – Erick Horst, Suvire.blogspot.com.es, Efecto cuadriga – Carlos Álvarez